Les compartimos la entrevista realizada a Mariana Gómez por  la Revista Conclusiones Analíticas – EDULP: Editorial de la Universidad de La Plata.

Mariana Gómez. Miembro de la EOL y de la AMP. Profesora Titular Regular de la Cátedra de Psicoanálisis de la Universidad Nacional de Córdoba. Directora de la Maestría en Teoría Psicoanalítica Lacaniana.

Entrevista a cargo de Christian Ríos.  Miembro de la EOL y de la AMP. Director de la Revista Conclusiones Analíticas. EDULP. Editorial de la Universidad de La Plata.

 1. ¿Qué importancia tiene la inserción del Psicoanálisis en la Universidad?

Las Universidades del mundo occidental (algunas en mayor, otras en menor medida) vienen impartiendo desarrollos teóricos psicoanalíticos de manera sistemática y gradual. Y esta transmisión está a cargo de responsables, como dice Miller, con certificados y diplomas. Pero esto no significa que esta enseñanza habilite para el ejercicio del psicoanálisis. En ninguna parte del mundo, como refiere en el Prólogo de Guitraancourt,  existe diploma de psicoanálisis. Y esto obedece a su propia  esencia.

Sin embargo, es importante que el psicoanálisis permanezca en la universidad. Por dos motivos: por un lado, hacer existir nuestro discurso en un ámbito masivo como son nuestras universidades, darlo a conocer como alternativa al discurso imperante de las neurociencias, haciendo saber de su eficacia clínica y aportes a otros campos disciplinares. Y esto en el sentido de  sostener una acción lacaniana que tome en cuenta al Otro, en un espacio social como lo es la institución universitaria. Por el otro, descompletar el discurso universitario enlazado al del amo. Ello implica a la ética del psicoanálisis y por eso es necesario que  analistas miembros de la Escuela estén presentes allí. Que algunos se decidan a jugar su partida con la ciencia y la cultura del Otro universitario.

2. ¿Cómo pensar la relación entre el Psicoanálisis y la Universidad; Escuela- Universidad?

El psicoanálisis nació como emergente de un modelo científico determinado y una episteme positivista. Y Freud fue un positivista en el sentido de haber compartido creencias con los científicos de su época.

La universidad desde siempre se sostuvo en una ideología de la evaluación, de la estadística y de la evidencia objetiva, es Lacan quien introduce un cambio respecto de esas referencias científicas. Por eso, la aparición del psicoanálisis allí molestó, conmovió defensas y tocó un real. Como dijo Miller en Elucidación de Lacan, la universidad solo acoge a los saberes que el amo permite, ya que es éste quien sustenta las relaciones universitarias y es por eso que el psicoanálisis puede generar rechazo por su orientación hacia lo no reglamentado, que no encaja con el poder.

Sin embargo, aun cuando impere el discurso cientificista observo, al menos en la facultad donde me desempeño, el aire fresco que los psicoanalistas aportamos y que es advertido tanto por docentes, por alumnos, como por autoridades. Esto no ha sido posible, sin el trabajo político de quienes estamos allí. Se trata de no ser complacientes con el saber deshabitado del deseo y si bien esto es todo un desafío, he procurado siempre producir una invención en la transmisión y en la estrategia política.

Por otra parte, hay cierta complementariedad entre el discurso psicoanalítico y el universitario, respecto del saber. Un saber que en el discurso universitario ocupa el lugar dominante, del poder, sustentado en la búsqueda de la verdad, mientras que en el analítico se trata del saber del sujeto. Pero hay algo del poder también allí. El poder en sentido de lo posible, como decía Foucault. Un poder que permite construir.

Entonces, constato que los psicoanalistas, en tanto contamos con nuestra experiencia de análisis, tenemos un plus respecto del docente universitario. No en vano, varios miembros de la Escuela ocupamos lugares de decisión como son los Consejos Directivos y Superiores de las universidades. Se trata entonces, de una topología que hace ingresar la formación y el discurso del analista en las aulas, en los postgrados y en las instancias directivas universitarias.

Y esto se produce porque la formación del analista, que consiste en el propio análisis, el control y la formación teórica, más la inmersión en la Escuela, nos posibilita un saber hacer con la Universidad que marca una diferencia respecto del Otro universitario.

 Al mismo tiempo, no hay posibilidad toda de transmisión. Como nos lo enseñó Lacan siempre estará el resto que se olvida de lo que se dice detrás de los que se escucha. De allí que Lacan le respondiera a la joven estudiante en Vincennes sobre porqué los estudiantes no pueden convertirse en psicoanalistas tras su paso por la enseñanza superior, señalándole que el psicoanálisis no se transmite como cualquier otro saber. El saber que se obtiene de un  análisis personal en la formación de un analista, queda por fuera de lo que podemos  encontrar en la Universidad

Y por eso, frente al saber universitario Lacan propone una Escuela donde el lugar del no saber no sea taponado, donde el menos de saber ocupe un lugar central, como posibilidad de producción. La teoría de Turin nos dice que la Escuela debe preservar su inconsistencia como su bien más preciado, como su agalma. En esto ella es una sociedad secreta, invisible al Estado, como el analista mismo es inexistente a los ojos de la ley. Me he servido de esta orientación  en mi trabajo en la universidad.

 3. ¿Qué evaluación realizas sobre la situación del Psicoanálisis en la Universidades argentinas?

Creo que no se pueden uniformar y producir una evaluación conjunta. Hay distintas realidades respecto del lugar que ocupa el psicoanálisis de la orientación lacaniana en las diferentes universidades del país. La UBA, por ejemplo, cuenta con varios docentes que son miembros de la AMP y nos sorprende gratamente cada año en su Congreso de Psicología  por la numerosa asistencia a las conferencias que vienen a dictar nuestras referencias, como por ejemplo,  Eric Laurent o Miquel Bassols en este último año. Hay otras universidades en donde nuestra orientación es inexistente y hay otras como la de Córdoba en donde colegas (rentados y otros no) venimos trabajando de manera sostenida. Supongo que estas diferencias obedecen a la contingencia, a las coordenadas históricas, al deseo y a la pulsión,  que las atraviesan.

4. ¿Qué obstáculos encontras en la trasmisión del Psicoanálisis en el ámbito universitario?

Actualmente, al menos en la facultad donde me desempeño, no encuentro mayores obstáculos. Como recién decía, desde hace tiempo hay una posición de apertura por parte de las autoridades para darle su lugar al psicoanálisis y a la enseñanza de Lacan.

 Siempre y cuando estemos a la altura de la época universitaria y esto implica la obtención de títulos de postgrado, publicaciones con referato, investigaciones acreditadas, ponencias en congresos de manera sistemática, estaremos en condiciones de preservar cuidar el espacio. Esto ha sido una cuestión que tuvo todo su peso a la hora de convocar el cuerpo docente de la Maestría en Teoría Psicoanalítica Lacaniana, recientemente abierta en la UNC. La experiencia de la creación de la maestría me enseñó que esto es fundamental en la universidad de hoy.

Más allá de esto, estar en la universidad es para mí un deseo de transmisión, fortalecimiento y perdurabilidad del psicoanálisis e implica, en mi caso, un compromiso más allá de los obstáculos.

5. ¿Podrías comentarnos sobre la experiencia de la Maestría en Psicoanálisis de la Facultad de Psicología de la UNC?

La idea de armar una Maestría surge hace unos años atrás, como una iniciativa de las autoridades de la Facultad de Psicología de la UNC. Como lo he dicho en alguna oportunidad, se produjo algo interesante y es que es la Universidad quien va a buscar al  psicoanálisis de la orientación lacaniana, a través de dos miembros de la Escuela, para pedirle una maestría. Nos hacen la propuesta y es a partir de allí que pedimos la orientación política de la Escuela para poder llevarla a cabo de la mejor manera.

Luego de ello logramos diseñar un plan de estudios y una propuesta de carrera que debió ser evaluada por el Consejo Superior de la Universidad y luego por CONEAU y que finalmente fue aprobada. Decidimos que sería una Maestría teórica, no práctica.

Fue interesante recibir elogios de distintos sectores académicos sobre la consistencia teórica de la propuesta, cuestión que nos permite constatar la especificidad de nuestra formación a la hora de ordenar el complejo edificio conceptual en el cual cada noción psicoanalítica se asienta.

El plan de estudios que pensamos traza un recorrido que pretende que el cursante vaya siguiendo el discurso de Lacan a lo largo de su producción, en sus rupturas y sus articulaciones. Las distintas asignaturas van tomando los momentos cruciales de su enseñanza abordando los conceptos, axiomas y matemas principales de la teoría y, al mismo tiempo, las transformaciones que estos sufren a lo largo de su producción teórica, considerando además aportes de otras disciplinas,

Hemos tenido un gran caudal de interesados y en la actualidad cursan 75 inscriptos. Esperamos volver abrir la próxima cohorte para fines del año 2016. También, ha habido interesados que provienen de carreras como Filosofía, Derecho y Ciencias Políticas, lo que nos permite constatar cómo estos campos disciplinares se vienen sirviendo del discurso psicoanalítico en tanto herramienta teórica que les permita realizar otra lectura sobre sus propios objetos de estudio. Así, el psicoanálisis es considerado cada vez más como un aporte fundamental a nivel teórico en la universidad en lo que se refiere a Ciencias Humanas, Sociales, o del Lenguaje.  Plus de valor que se suma a los rasgos de rigurosidad, precisión y consistencia que intentamos transmitir allí respecto de la eficacia clínica.

 

Link de la revista: http://www.editorial.unlp.edu.ar/articulo/2015/9/28/revista_conclusiones_analiticas_02