Rescatarse

CAROLINA HERRERA

Rescate

Y es siempre el jardín de lilas del
otro lado del río. Si el alma pregunta
si queda lejos se le responderá: del otro
lado del río, no este sino aquel.

Alejandra Pizarnick (2019)

En este contexto de pandemia son múltiples los intentos de nombrar la angustia que al decir de Lacan en el Seminario X (1963-63), es el afecto que no engaña. Sin embargo, no hay semblante que apacigüe  la visita de cada día; este huésped inesperado retorna cada vez, el Covid19, es el nombre que se le ha dado desde la ciencia pero no alcanza para darle un marco que funcione como supuesta garantía de libre circulación para todos. Entonces, aquí estamos al rescate y sin señal a la vista.

Los signos del Coronavirus

Los signos de la presencia del virus, se hicieron evidentes rápidamente, las noticias de su aparición, los síntomas clínicos, los riesgos del contagio, las cifras de su propagación y los números lamentables de muertes. La respuesta de la ciencia intentó salvar vidas, la tecnología salvar distancias, la información insistir.

Esta realidad, nos muestra de qué manera hay signos que pueden contabilizarse sin que eso logre advertirnos de lo que está sucediendo. Es aquí donde comenzamos a pensar que la ciencia nos señala aspectos desde un paradigma basado en la evidencia, regido por la exactitud y la verdad con las consecuencias, no aparentes, en un colectivo que apela a una solución científica, cuando lo incierto, vago e indiscriminado insiste.

Los signos del Coronavirus nos ponen en cuestión, teorías de diversa índole se disparan. Comenzamos a vernos, los cuerpos son tocados por un extraño que habita entre nosotros, momento de trauma, en el que los semblantes se desvanecen y no hay una palabra que lo pueda nombrar, las listas de tips para el cuidado y la adaptación al cambio pululan por WhatsApp, el fuera de sentido conmociona las pantallas.

Es aquí donde, el sujeto del psicoanálisis cobra protagonismo ya que ese sujeto de la ciencia que excluye al sujeto de la palabra y del lenguaje es un camino sin salida. Nos toca pensarnos comprometidos en esto, como sujetos del goce y del sufrimiento, implicados cada uno en su síntoma.

Ahora bien, hablar de la práctica del psicoanálisis, específicamente, en el marco de una institución de salud, implica plantearnos esta problemática en la convivencia con otros discursos, en una época en la que el Otro se ha fragmentado y el encuentro con lo real, más aun en esta circunstancia, deja como saldo un síntoma que toma la forma de lo social circundante. Para orientarnos tomo lo que plantea Miller en Introducción al método psicoanalítico (2006).

  1. Alain, nos hace notar respecto de nuestra práctica, cómo la enseñanza de Lacan desde su inicio, en 1953, se dedicó a la formalización de sus principios, comenzando por distinguir la presencia del símbolo matemático en la ciencia de todo recurso grosero al empirismo o al ideal de exactitud, al decir de Lacan: “Porque la ciencia experimental no es definida tanto por la cantidad a la que se aplica en efecto, sino por la medida que introduce en los real” ( Lacan en Miller,1984, p.275). Según como nos posicionemos en el uso de esa medida serán sus consecuencias. Miller nos advierte entonces, que “para el psicoanálisis la categoría de sujeto no es una categoría técnica, la categoría de sujeto, como tal, no puede ser colocada sino en la dimensión ética” (p.13).

Desde ésta perspectiva nos toca pensar nuestra intervención, hoy.

Lo que hace signo para cada uno

En este escenario, nos movemos como cada uno puede, las propuestas variadas empezaron a suceder, el que no se queda en casa, el que se escapa del que controla que nadie salga, el que cuenta con una imagen: día uno, el que pasa el último dato de los riesgos del contagio y así en este cotidiano algunas contingencias que van marcando datos novedosos, una canción de ópera desde un  balcón, en un edificio un hola don pepito….hola don Joseee!!., disminuye la contaminación ambiental , nacieron tortugas que estaban en extinción. Y luego de esto, expresiones tales como: algo tenemos que aprender.

Esto nos muestra que en la particularidad de la demanda en un hospital polivalente,  serán diversas las formas en que el malestar nos llegue, inclusive dentro del equipo de salud ocupado en la asistencia del Coronavirus. Por ello, aludiendo a las palabras de Guillermo Belaga (2015), “es la versatilidad del lado del practicante la que permitirá elaborar una respuesta: teniendo en cuenta la variedad de instrumentos y las distintas formas de utilizarlos” (p.90). En el marco del hospital, con entrevistas individuales o intervenciones familiares, a veces grupales o de interconsultas. Luego ante la disposición de la cuarentena, la atención telefónica y la sesión on-line, con las dificultades de tiempo, espacio y la burocracia que los atraviesa.

 Ante esta contingencia, como experiencia traumática que nos deja en un mar de incertidumbres, el psicoanálisis nos alberga desde la posibilidad de un nuevo encuentro, el psicoanalista en su posición de escucha ubicará una presencia que intente alojar este sufrimiento para convertirlo en  un acontecimiento como escritura contingente en el terreno del decir, y así poder hacer algo con eso, con lo que cada uno fue impactado.

Pues tal como lo plantea Belaga, “donde la variabilidad queda del lado de la técnica, la orientación por lo real continúa siendo la ética en el horizonte” (p.90).

Hacer signo

Rescatarse, cuando atarse, no es solo quedarse en casa.

Lo real viene a ser la invención de Lacan. En el Seminario XXIII (1975/76), presenta lo real como imposible, en la medida que lo real es sin ley. Lo real no tiene orden, es por ello que manifiesta que lo único quizás llegue a articular, sería lo que llama “un fragmento de real” (Lacan, 2014/1975-76, p.135).  Dice el doctor francés: “Ciertamente, es un cogollo en torno del cual el pensamiento teje historias, pero el estigma de este real como tal es no enlazarse con nada” (Lacan, 2014/1975-76, p.121).

En este momento refiere una nueva escritura  que apunta a un hacer, dirá Lacan, respecto del nudo “hay que hacerlo se reduce a escribirlo (…) una escritura es un hacer que da sostén al pensamiento” (2014/1975-76, p.142). Es así como Lacan nos quiere hacer ver una nueva dimensión donde no está la palabra impresa que tiene una traducción, hay que hacerlo y a partir de allí funciona como escritura apoyo, asiento del decir.

En esta orientación, la pregunta sería; cómo señir “lo real” del sufrimiento. El hacer signo, quizás sea una expresión que me surge de la lectura de la prosa poética de Alejandra, en el epígrafe, cuando en la búsqueda de una señal no hay una respuesta, lo que nos queda es hacer un recorrido en cuyo proceso cada uno encontrará su sentido, como una trama hecha con redondeles de cuerdas. Lo que sí pareciera que nos muestra el señor Covid es que no solos. De allí que los espacios para poder hablar cuando la angustia no tiene nombre resulten un posible rescate.

Finalmente cito nuevamente a Guillermo Belaga, psicoanalista con quien comparto una premisa fundamental: “es preciso que el psicoanálisis exista”, así dice: “la utilidad del psicoanálisis en la actualidad radica en aportar una herramienta para saber hacer en lo singular de un encuentro” (2015, p.90).

Referencias

  • Belaga, G. (compilador) (2015). “La práctica del psicoanálisis en el hospital”. Olivos. Grama ediciones.

  • Lacan, J. (1962- 1963/ 2006). Seminario X, “La Angustia”. Buenos Aires. Editorial: Paidós.

  • Lacan, J. (1975-1976/ 2013). Seminario XXIII, “El sinthome”. Buenos Aires. Editorial: Paidós.

  • Miller, J. (2006). “Introducción al método psicoanalítico”. Buenos Aires. Editorial: Paidós.

  • Pizarnick, A. (2019). “Poesía completa”. Argentina. Editorial: Lumen.