RESEÑA: El reverso de la biopolítica – Éric Laurent

CARLOS ROSSI

Bitácora de lectura

Refiere el Dante en su Divina Comedia que en las puertas del infierno se lee la frase “Lasciate ogni speranza voi ch’entrate”. Tal vez las puertas de la llamada última enseñanza (UE) de Jacques Lacan deberían seguir la indicación del italiano. Podríamos profundizar nuestro pesimismo lector afirmando, sin rodeos, que directamente no hay puerta. Moderemos un poco la afirmación. Si pensamos la enseñanza de Lacan a partir del Seminario 20 (1972-1973[1992]) hemos de saber soportar que se trata de un Work in Progress, un jardín de senderos que se bifurcan. Partiendo de esa premisa se divisan en el horizonte dos direcciones por definición no contrapuestas, ni suplementarias, ni complementarias, ni adyacentes. En primer lugar el camino del Nudo Borromeo. Podríamos llamarlo también el camino del “matema”. Heredero de su grafo del deseo, el matema, aquello que se puede transmitir sin resto, representa de algún modo la aspiración de Lacan de acercar al psicoanálisis al campo de las ciencias duras. Es claro que Lacan no cesa, hasta su último aliento, en su intento de forzar una ciencia de lo real. Si tuviésemos que ubicar un ejemplo local no dudaríamos en señalar el exquisito texto del Dr. Fabián Shejtman Sinthome, Ensayos de clínica nodal  (2014).

En segundo lugar encontramos lo que ubicamos gracias a Jacques-Alain Miller como “un esfuerzo de poesía” entendiendo ese esfuerzo como el otro camino abierto a partir del Seminario 23 (1975-1976 [2006]) dedicado al escritor Irlandés James Joyce. Producimos esta división —artificial y didáctica— para mostrar como el rodeo por la UE provoca una aproximación singular. Cada uno con sus herramientas. Cada uno con su recorrido. ¿Podríamos señalar cierto paralelo entre la UE y el final del análisis? Con cuidado planteamos algún tipo de simetría entre el estatuto del inconsciente al final del análisis como conjunto de S1 sueltos, lo que Lacan llama “enjambre”, y los conceptos de la UE. Esto es, cuando forzamos un ensamblaje entre los conceptos trabajados por Lacan en los años setenta  —parlêtre, LOM, sinthome— no podemos más que fracasar. Del lado del final del análisis podemos leer los llamados Testimonios del Pase cuyos modos de presentación no constituyen de manera necesaria un género, sino que, más bien responden a la lógica de conjunto abierto. Uno por uno. No se ensamblan unos con otros. Lógica que se desprende del “No hay” relación/proporción sexual.

Pués bien, fracasemos de la buena manera. No esperemos ese ensamblaje en ninguno de los campos para que ese espíritu advertido nos permita adentrarnos en el texto de Eric Laurent.

Digamos, para ubicarnos, que se trata del establecimiento del curso titulado «Lectures lacaniennes. Parler lalangue du corps», que Laurent dictara en los años 2014-2015 en la ECF y cuya grabación se encuentra disponible en Radio Lacan. Si su título es misterioso más lo es su subtítulo: “Una escritura para el goce”. Si se habla del misterio del cuerpo hablante no puede dejar de interrogarse la posibilidad del misterio del goce-escrito. Es el propio Éric Laurent quien anticipa, varios años antes, una respuesta. Cito:

En el pase, una vez atravesado el fantasma yo podría alcanzar el nombre de mi sinthome y sus consecuencias. Pero eso no durará más que un momento, la repetición me arrastra. De hecho mi nombre no es Poordjeli ni Toro Sentado ni Danza con Lobos, tampoco es Nadie, Capitán Nemo o No. Pero no por eso dejo de estar identificado, mi nombre es Aún, mi nombre es sentido fugado…Psicoanalizantes, psicoanalistas, sujetos divididos, desgraciados como todos lo somos, ¡un esfuerzo más en el desenredo del nudo! (Miller, 2013, pág. 234)

Entonces, una primera afirmación en este recorrido: si hubiese una biopolítica esta tendría un reverso y ese reverso nos llevaría a plantear el tema de la escritura del goce al modo de “Una” es decir en singular. Tómese ese “singular” en el sentido más literal posible. Digo literal y resuena litoral pues esa escritura, como se afirma más arriba “no durará más que un momento” Parafraseándolo, la repetición nos arrastra y ese nombre es “sentido que se fuga” tanto para el análisis como para el psicoanálisis. Bienvenida esa fuga pues nos obliga a seguir la lectura y la investigación. Es parte del destino de la investigación psicoanalítica, en tanto el goce está afectado por el sin ley de lo real, llegar siempre un poco tarde al banquete de la comprensión. Hay instantes de ver, dice Lacan, que permiten cernir un problema al modo de un destello —tal como afirma Miller, en su conferencia de Presentación del tema del X Congreso de la AMP en Río de Janeiro, 2016, “El inconsciente y el cuerpo hablante” — que señalan lo que cambia en el psicoanálisis en el siglo XXI. Si la naturaleza de lo real es ser sin ley su destino es, permítaseme el forzamiento, Parmenideamente Heracliteano. Es fijo que cambia. El psicoanálisis “supone un esfuerzo continuo permanecer lo más cerca de la experiencia para decirla, sin aplastarse contra el muro del lenguaje” (Miller, 2014) Por tomar un solo ejemplo ya el primer apartado del texto de Laurent es un escalón fundamental para entender como la salida post-estructuralista conduce a Lacan directo al sendero Joyceano. “El cuerpo entre vacío y exceso” (Laurent, 2016, pág. 27) es probablemente lo mejor sobre el asunto Tel Quel que se haya escrito. La claridad con la que el autor expone la discusión Lacan, Derrida, Barthes, Foucault y Deleuze es opuesta a la oscuridad del problema en sí mismo. Llamamos “asunto Tel Quel” a la discusión producida en la Francia de los años 70 y que condujo, sin duda, al final del estructuralismo como modo de leer la relación entre goce, vida y escritura. Es claro que se hace necesaria una lectura advertida de la noción de variación en la música. Un mismo motivo es reiterado con la finalidad de encontrar múltiples matices. Como si se intentara sobrevolar un prisma líquido con un drone y producir un informe de lo observado en cada vuelta. “¿Cómo ponerle carne a lo que, más allá de la imagen, es invisible, cómo hacer visible un movimiento del alma o las “formas de la subjetividad”? (Laurent, 2016, pág. 203) se pregunta Laurent, esta vez en relación al último Rembrandt. Esta vez, entonces, la variación sobrevuela el sendero del misterio de la relación siempre inestable entre símbolo, imagen y carne en la pintura, como un modo de trabajar la afirmación de Lacan en Radiofonía“La estructura se atrapa (…) Desde allí, es decir, desde el punto de lo simbólico “toma cuerpo” (1970 [2012], pág.430). Si decíamos antes que el “asunto Tel Quel” conduce a Lacan al sendero Joyceano es porque este “tomar cuerpo” es una de las preocupaciones centrales de Lacan en su Seminario dedicado al escritor Irlandés. Una de las tres preguntas centrales de Lacan en su Seminario 23 (1975-1976 ([2006]) es por la particular relación de Joyce con su cuerpo. “El constata que todo el asunto se suelta como una cáscara” (1975-1976 ([2006], pág. 146) refiriéndose al famoso episodio de la paliza, enorme anticipación de Lacan al modo de concebir el cuerpo en la contemporaneidad. Conocemos el interés de Lacan en el Seminario 23 sobre este cuestión que lee en el Retrato del Artista adolescente: “(Stephen Dedalus)…había sentido que había una fuerza oculta que le iba quitando la capa de odio acumulado en un momento con la misma facilidad con la que se desprende la suave piel de un fruto maduro” (Joyce, 1973, pág. 75). Si debemos “permanecer lo más cerca de la experiencia para decirla” (Miller, 2014) al psicoanálisis del Siglo XXI no solo le interesa solamente entender lo modos actuales de pensar el problema del cuerpo sino que debe encontrar la forma de operar con ello. Que la interpretación toque el cuerpo implica el esfuerzo de entender que Finalmente en “Joyce, el síntoma” (1976) encontramos otro ensamblaje, en el que el cuerpo ya no es corpse, conjunto vacío, sino que está directamente conectado con el goce. (Laurent, 2016, pág. 59).

Pues bién, este libro, múltiple, complejo, atrapante es eso y mucho más. Es una puerta de entrada, una luz y una guía para recorrer el jardín de los senderos que se bifurcan en el desafío permanente que tiene el psicoanálisis en el siglo XXI para inventar, cada vez sus modos de intervención recordando que se trata de una práctica sin standards pero no sin principios.

Referencias

  • Joyce, J. (1973). El retrato del artista adolescente. Buenos Aires: Rueda.

  • Lacan, J. (1970 [2012]).  “Radiofonía” en Otros escritos. Buenos Aires: Paidós.

  • Lacan, J. (1972-1973[1992]). “Aun” en El Seminario de Jacques Lacan. Libro 20. Buenos Aires: Paidós.

  • Lacan, J. (1975-1976 [2006]). “El Sinthome” en El Seminario de Jacques Lacan. Libro 23. Buenos Aires: Paidós.

  • Laurent, E. (2016). El reverso de la biopolítica. Buenos Aires: Grama.

  • Miller, J. (2013). El lugar y el lazo. Buenos Aires: Paidós

  • Shejtman, F. (2014). Sinthome, Ensayos de clínica nodal. Buenos Aires: Grama.