Paradojas de la prevención (2020) es el título de esta cuarta edición de la Colección de Apostillas del TyA Córdoba. Reseñarla representa la posibilidad de captar el paso por la escritura de una transmisión oral que tuve oportunidad de presenciar. La componen el Curso Anual del departamento titulado “El psicoanalista y los nuevos trajes del consumo” y las VIII Jornadas del TyA llamadas “Paradojas de la prevención”, ambas realizadas en el año 2018. Adelantando una primera impresión diré que en sus 142 páginas se captan tanto la esencia de lo transmitido como ciertos detalles que, al poder ser leídos y releídos, cobran un valor destacado.
El TyA es el Departamento de Toxicomanías y Alcoholismo perteneciente al Centro de Investigación y Estudios Clínicos de Córdoba (CIEC), fundación asociada al Instituto del Campo Freudiano, por lo que forma parte de una red internacional extensa. Tal como lo expresa Roxana Chiatti en la apertura de las Jornadas incluidas en estas Apostillas, comenzó a funcionar en Córdoba hacia fines de los 90´s con el objetivo de hacer saber de qué manera la práctica del psicoanálisis podía incidir en la clínica de la toxicomanía (Chiatti, 2020).
Desde sus inicios, el departamento presta un especial interés a los efectos del mercado sobre las formas de consumo en nuestra época. Se trata de una línea de trabajo e investigación siempre actual, que en esta ocasión relee un texto temprano en la obra de Lacan a la luz de su última enseñanza con la ayuda de la orientación de Jacques Alain Miller. Así, La dirección de la cura y los principios de su poder (Lacan, 1958 [2002])se convirtió en el hilo conductor de las investigaciones internas del departamento que se vuelcan en estas apostillas.
Para entrar de lleno en el tema que propone, traeré una cita del mencionado texto de Lacan que puede ser considerada el nervio que conecta y atraviesa ambas propuestas: “Pretendemos mostrar en qué la impotencia para sostener auténticamente una praxis se reduce, como es corriente en la historia de los hombres, al ejercicio de un poder” (Lacan, 1966 [2002], p. 560).
El lector encontrará una revisión de la posición del analista que se enmarca en nuestra época. Jorge Castillo la describe como dominada por el ejercicio del poder de forma totalitaria, donde uno de sus significantes amo es la prevención. Se nos presenta la prevención, entonces, como una forma de sugestión, que plantea una paradoja en el hecho de que previene el consumo en una sociedad de consumo volviéndose a su vez ella misma, la prevención, en otro objeto de consumo (Castillo, 2020). De esta manera, se expone a lo que la subyace como una política de control de los goces, que se presenta en apariencia como más contemplativa que las políticas de “Guerra contra las drogas” o de “Tolerancia 0” consiguiendo una dócil adhesión. Frente a esta servidumbre voluntaria, Liliana Aguilar plantea un interesante interrogante: “¿Es el miedo agente de la prevención o a la inversa?” Sin decirlo explícitamente, Darío Galante ensaya una interesante respuesta al respecto.
Las consecuencias clínicas de la época así descripta son trabajadas con gran precisión. Pueden ser leídas siguiendo las dimensiones que Lacan propone para el psicoanálisis en el texto mencionado, a saber: táctica (interpretación), estrategia (transferencia) y política (deseo del analista). Cuando Lacan emparenta la impotencia con el ejercicio de un poder —tratándose de sostener auténticamente una praxis— conmociona estas tres dimensiones, especialmente la tercera, ya que condiciona las dos primeras.
En el plano de la política, Liliana Aguilar retoma el punto de la impotencia para “sentar al analista en el banquillo”. La ubica como una manera defensiva de leer lo imposible, que es un nombre de lo real. Así, nos advierte que cuando éste se desconoce, la impotencia da paso al furor curandis que, en nombre del bien, alimenta el goce superyoico.
Natalia Andreini remite al lector en este punto a un pasaje del argumento de las Jornadas:
La praxis del psicoanálisis se sostiene en una renuncia originaria, la de abdicar en relación al deseo de dominio que implica querer el bien y poner en juego otro deseo que está en las antípodas del deseo de curar, el deseo del analista. (Andreini, 2020)
Matías Meichtri Quintans y María Marta Arce nos conducen en relación a la cuestión desde el ser del analista, o, mejor dicho, desde su falta en ser.
En la misma línea, Hilda Vitar aporta una interesante visión respecto de la posición del analista. Desde la idea de “analista trauma” (Vitar, 2020, p. 6) plantea como hipótesis a verificar y línea para futuras investigaciones,el considerar “la juntura más íntima del sentimiento de vida” (Lacan, 1958 [2002], p. 534) como la posición adecuada más allá de las estructuras clínicas.
Esta es la perspectiva que orienta en la dimensión de la estrategia, donde Lacan ubica la transferencia. En contraposición a la vía de la sugestión por la cual se conducen muchos tratamientos de las adicciones, Darío Galante propone para el psicoanálisis una prevención diferente, la de la “orientación”, que puede alcanzarse en análisis bajo transferencia, tomando al objeto a como lo que orienta a un sujeto: “El análisis del sujeto en relación con el objeto que lo causa en su deseo”(Galante, 2020, p. 107).
Dando cuenta de estos desarrollos se encuentran las viñetas clínicas aportadas por María Marta Arce, Valeria Vinocur, María José Borgogno, Melina Di Francisco, María Pía Marchese y Laura Mercadal. Tienen en común evidenciar el punto en el que el deseo de curar encuentra un límite y se abre la posibilidad a un tratamiento diferente que la escucha psicoanalítica inaugura. Se trata de la presencia del analista preservando el lugar de lo indecible, siguiendo lo transmitido por Nicolás Bousoño.
Finalmente, Liliana Aguilar nos introduce en la táctica con una paradoja respecto de la interpretación: si el solo hecho de hablar implica una sugestión, ¿es posible una interpretación que tome otra vía? Siguiendo a Lacan, propone el camino de la poesía.
Termino de leer las cuartas Apostillas. Reflexiono un instante e irrumpe en mí algo que advierte Hilda Vitar desde el comienzo, en la Editorial, esta vez creo comprenderlo mejor. El trasfondo de esta publicación es político y se trata de “inscribir para siempre la enseñanza de Lacan en el discurso universal” (Vitar, 2020, p. 81). Añade que esto es posible en la medida que la práctica del psicoanálisis sea transformadora y se logre una transmisión. Me resulta evidente entonces el esfuerzo, página tras página, por sostener una ética que constituye el reverso de la lógica de consumo que la prevención esconde y por transmitir cómo es posible un tratamiento que rechaza operar desde la sugestión. Paradojas de la prevención orienta sobre la manera de pensar las toxicomanías y leer la época, advierte sobre las posibles desviaciones respecto de la orientación psicoanalítica a las que es común incurrir, a la vez que enseña sobre la posición que es apropiada ocupar. Por estos motivos, y otros… considero que nos encontramos ante una referencia muy valiosa para embarcarse en la temática.
Según la Real Academia Española, una apostilla es una acotación que comenta, interpreta o completa un texto. Dejando de lado la idea de completud, considero que a esta publicación el término le sienta muy bien. Queda el lector invitado a agregar las suyas propias, ya que lejos de ser conclusivas, las cuartas Apostillas invitan a ser multiplicadas.